Cruzas un océano, llegas a Francia y en esta ocupada calle en el mismo centro de París, te encuentras con este conocido nombre: ¡Ramón Emeterio Betances!
Y es que a sus 10 años, al perder a su madre, embarcan al niño Betances a estudiar a Francia.
Allá el talentoso joven llegará a graduarse de medicina en la prestigiosa Universidad de la Sorbona en París.
Como universitario, Betances participaría de las jornadas revolucionarias que tumbarían a la monarquía de nuevo e instalarían la Segunda República Francesa.
El Dr. Betances regresa a Puerto Rico cargado también de mucha admiración por la Revolución Haitiana, que incluía la abolición de la esclavitud.
Pero al empezar a trabajar en Mayagüez contra la epidemia de la cólera, se encontró con que la monarquía española le exigía que no tratara igual a las personas esclavizadas.
Por sus actividades abolicionistas, es expulsado de Puerto Rico.
Aún así, trató la diplomacia ayudando a su amigo, Segundo Ruiz Belvis, en la redacción del proyecto abolicionista que fue ignorado por España.
Es aquí, un año antes del Grito del Lares, que Ramón Emeterio Betances llama a la revolución y mediante hojas sueltas (por no tener periódicos amigos) escribe los Diez Mandamientos de los Hombres Libres: una lista de derechos que España negaba y el primero era la abolición de la esclavitud.
A pesar de que el Grito de Lares no logró la independencia de Puerto Rico, sí aceleró que España reconociera La abolición del esclavitud.
Betances recibe la grata noticia en París y reacciona diciendo:
"La ley de la injusticia ha de recaer tarde o temprano sobre quien pretenda aplicarla."
Referencia: El Doctor Betances y la Abolición de la Esclavitud, Ada Suárez Díaz, Editorial ICP, 1978